Hiciste de una torre tu hogar,
abriste un hueco en tu corazón;
pusiste hechizos de sal,
ataduras para el amor;
cerraste puertas,
levantaste muros,
tus ojos tiraste al mar…
para no ver la luz…
y la penumbra se los comió.
Desde entonces no hay
cosa que te haga volver a ver,
que el cielo esta… tan azul como ayer;
si ni la verbena te importa ya,
nada que el verano pueda hacer;
la lluvia fresca ahora seria mortal,
una flor no te daría felicidad…
pues no puedes ser…
lo que no quieres ser.
Espero tengas conciencia,
el daño es a los dos;
el día cuando moriste,
empecé a morirme yo;
que estoy muy mal,
y voy a llorar;
tus ojos busco en el vacío…
y no los puedo hallar…
no habrá para mí una luz.
Barcelona se tiñe de negro y yo vuelvo a la batalla
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¡Saludos lectores!
Después de años sin aparecer por aquí he resucitado de mis cenizas para
volver a dar señales de vida por mi blog. Imagino que todas esa...
Hace 7 años
1 comentario:
¡HOLA NÉSTOR!
Que hermoso poema me encontre, lastima que sea tan triste, espero que tu alma no lo este y si lo esta, que pronto salga de ello.
Celia Rivera Gutiérrez
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