En aquel mundo las cavernas
se adornan con luces de colores
y los demonios bailan entre si.
Otra noche lejos de la madriguera Juan
de estos labios bebió el vodca a secas;
al infinito las aceitunas van con la cabeza.
A ángeles que aquí se sumen en arenas
no hay diablo que no les de flores
y ya empapados, rascarles así.
Aceitunas negras que prodigara Juan
y las verdes que son alcohólicas;
de “el inmortal” dan a los otros la confianza.
Retumbes que inundan las escaleras
que sube y baja tantas veces,
donde casi al final de la ronda alguno dirá… sí.
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