Y vivías en las líneas transparentes
que quedan entre cielo y tierra,
entre mar y arena;
en cada margen o raya imaginaria de la Tierra
y yo preso de su gravedad y fuerza
amaba desde mi azotea las fatalidades.
Habitabas insensible cual amorfa aparición
la mágica espiral limítrofe de la luna;
color limón en inviernos naturales,
mango en temporales de calor,
y fresa en primaveras de flores,
y en mis amores llenos de ilusión ninguna.
Retorcías estas líneas para poder distinguirte
doblando el etéreo y juntando el norte al sur,
lograbas que de repente como meteoro refulgente
tu venia se precipitara un kilómetro por hora,
luego tenia que correrte antes de que la extinguieras toda,
a por un segundo verte con rostro y cuerpo, tu luz.
Desde el ecuador provocador que maldigo
a cada grieta en el muro que me espíe,
bórrense de tajo con cada puerta asía este mundo que habito
y que quedes enterrado para siempre hada “amigo”
yo no soy Colón que el viaje soporte,
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